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10 consejos de supervivencia para un viaje a la selva amazónica

10 consejos de supervivencia para un viaje a la selva amazónica

1. En la maleta

Es importante llevar ropa cómoda, preferiblemente de algodón y con colores claros. Los tonos oscuros llaman la atención de los insectos. También es fundamental calzar zapatos cerrados o botas altas, sobre todo en zonas pantanosas. Cuentan muchas historias sobre viajeros que han pasado un mal rato como consecuencia de las sanguijuelas. Y como los peligros no sólo vienen del agua, es recomendable llevar camisas de manga larga para evitar las picaduras de mosquitos o insectos que pueden contagiar diversas enfermedades. Es fundamental llevar pantalones especiales para realizar expediciones en la selva, fabricados con materiales de secado rápido.

2. En el botiquín

Los analgésicos y los antihistamínicos le servirán para calmar los dolores de cabeza o el malestar producido por la exposición constante al sol y por las picaduras de insectos. Esencial es, desde luego, el repelente de insectos. No viene mal llevarse dos o tres botes para embadurnarse constantemente con este mágico líquido que, aunque quema la piel, espanta a los temidos y desagradables mosquitos. El uso de bloqueador solar es también imprescindible. Si notamos algo extraño en el estómago, tenemos manchas en la piel o hay algo distinto en nuestro cuerpo al volver del viaje, deberemos ir al médico inmediatamente. Y no olvide que las vacunas contra la fiebre amarilla y el tétanos deben ponerse 10 días antes de nuestro viaje.

3. En la cantimplora

Durante los recorridos por la selva es importante el consumo permanente de líquidos, pues el calor tropical hace que nos deshidratemos muy rápidamente y que no paremos de sudar. Es fundamental asegurarse de que los líquidos que consumamos estén preparados con agua potable. Una buena opción es echarse en la mochila unas pastillas para potabilizar agua. Más vale prevenir que curar.

4. Contacto con los indígenas

Si tenemos la ocasión de visitar alguna comunidad indígena es esencial respetar a sus habitantes. Antes de tomar una foto o de grabar en vídeo hay que pedir permiso. Un tema bastante controvertido es el de si debemos o no pagar por las fotos. En los lugares más apartados, no acostumbrados al turismo masivo, la gente no suele pedir ninguna remuneración económica por tomarles fotos. Sin embargo, en los lugares más turísticos, pedir moneditas se ha convertido en toda una tradición. Seremos nosotros los que decidamos qué hacer, aunque hay que tener claro que si nos piden dinero hay que pagar o no hacer la foto. Habrá que evitar recolectar muestras de fauna o de flora autóctona y llevar elementos que puedan contaminar.

5. Un guía preparado

Caminar por la selva puede parecer muy divertido, pero lo cierto es que además de peligroso es francamente difícil. La exuberancia vegetal hace que sea fácil perderse y que tengamos que ir provistos de un machete para abrirnos camino entre la maraña, lo que no es muy aconsejable para la protección del medioambiente. A no ser que el camino esté realmente bien señalizado es conveniente estar acompañados por guías expertos.

6. Contra el exceso de humedad

La humedad puede afectar seriamente a nuestros equipos electrónicos, por lo que es aconsejable guardarlos en bolsas de plástico selladas herméticamente para evitar su deterioro. También es muy habitual que los objetivos de las cámaras se empañen por dentro. No hay nada que hacer, tan sólo tener paciencia.

7. Falta de electricidad

En algunas poblaciones apartadas es probable que la electricidad se corte durante gran parte del día y/o de la noche. Se aconseja tener siempre a mano una linterna de viaje o una linterna de cabeza. No está de más que los amantes de la fotografía o de los teléfonos inteligentes lleven una batería cargada de recambio.

8. Equipajes ligeros

Vamos a la selva, no a un hotel de cinco estrellas en Punta Cana. Lo ideal es llevar una sola maleta tipo mochila, para que podamos andar tranquilamente entre la maleza y por los terrenos pantanosos. Las ruedas no son muy útiles para caminar por la jungla, por lo que deberíamos abstenernos de llevar maletas con ruedas. Sí que son útiles contra la lluvia las fundas de plástico con las que se pueden envolver las mochilas.

9. Viajar en barco

Moverse por el Amazonas no es tan difícil como puede parecer en un principio. En algunos países como Ecuador, una fantástica carretera comunica todo el ‘Oriente’. En Perú, en Colombia y en Brasil, debido a la gran extensión de bosque tropical, quedan muchas localidades aisladas en mitad de la selva. Sin embargo, la forma más rápida para desplazarse por el Amazonas son los ríos. Numerosos barcos unen las principales ciudades amazónicas y cruzan las fronteras latinoamericanas. Habrá que tener en cuenta que la navegación de una ciudad a otra suele durar varios días, con sus respectivas noches. En muchos de estos barcos se duerme a la intemperie, tumbado en una hamaca. Es aconsejable estar siempre atento a nuestras pertenencias (incluso atarlas o candarlas), especialmente durante las paradas nocturnas.

10. Las plantas alucinógenas

Existen muchas historias de gente que fue a la selva para hacer sesiones de ayahuasca, se colocó demasiado y les robaron todo. Existen versiones incluso que aseguran que abusaron sexualmente de los ávidos emprendedores iniciáticos. Si van a realizar un viaje astral con ayahuasca se recomienda que se vaya con algún amigo o amiga que permanezca consciente y que no haya tomado la sustancia mientras el resto de viajeros disfrutan de su paseo. En los periódicos latinoamericanos circulan muchas noticias en las que hablan sobre robos perpetrados con escopolamina, una sustancia obtenida de una planta llamada Datura Arbórea. El ladrón saca un papelito y rocía a la víctima con unos polvos que la adormecen, la marean y le hacen perder el conocimiento, momento que aprovecha el delincuente para quitarle todo.

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